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jueves, 10 de enero de 2013

La historia de lanzarote




Población aborigen de Lanzarote
Antes de que se iniciara la conquista de la isla, en 1402, Lanzarote se hallaba habitada por los majos, pueblo de raíz bereber y origen norteafricano que habría llegado a la isla en torno al año 500 a. C.
Los majos. Quiénes eran y de dónde procedían
Aunque se ha popularizado el etnónimo “guanche” como gentilicio de todos los aborígenes de Canarias, que habitaban las islas con anterioridad a su conquista, lo cierto es que, en sentido estricto, ese nombre se referiría exclusivamente a los indígenas de Tenerife. Cuando el navegante genovés Lancelotto Malocello arribó a Lanzarote a principios del siglo XIV, sus habitantes al parecer se llamaban a sí mismos majos.

La llamada "quesera de Zonzamas", conjunto de acanaladuras elaboradas por los majos
Está probado que los primeros habitantes de la isla, como los del resto de Canarias, procedían del Norte de África. En el caso lanzaroteño, existe una similitud en el tipo de con el presente en el Atlas Medio y en otras regiones de Marruecos.
En cuanto a las fechas del poblamiento, la mayoría de las teorías apuntan a un momento próximo al año 500 a. C. En el caso de Lanzarote, la arqueología ha demostrado que el horizonte cultural de los primeros pobladores de la isla se corresponde con la protohistoria del noroeste africano, protagonizada por pueblos bereberes influenciados por la cultura púnica, y quizás también por la latina.
Elementos culturales y arqueología
El hábitat más generalizado de los aborígenes canarios era la cueva, tanto natural como construida artificialmente. En Lanzarote, sin embargo, el hábitat predominante fueron los poblados en superficie. Los lugares de habitación, agrupados en aldeas –de las que hay localizadas más de una veintena-, tenían unas características muy peculiares en el contexto arqueológico canario. Se trata de las llamadas “casa hondas”, denominadas así porque el piso se halla excavado en la tierra, de modo que la mitad o más de la habitación quedaría bajo el nivel del suelo. Junto a estas, algunos tubos volcánicos eran utilizados como estancias, casi siempre de manera ocasional.
La principal zona de asentamiento aborigen correspondería con el área central de la isla, conocida como “El Jable”.
En cuanto al mundo de las creencias, parece que se trata de un pueblo monoteísta, tal y como se desprende de algunas crónicas. En el resto de las islas también está generalizado el culto a uno o dos dioses principales, asociados por lo general al sol y/o la luna. Junto a estos, aparecen gran cantidad de lugares sacralizados, así como síntomas de un culto a elementos de la naturaleza, como montañas y acuíferos.
Los majos honraban a sus difuntos, a los que enterraban en cuevas o en fosas, a través del ajuar funerario compuesto por cerámica, material lítico, conchas y adornos.
La cultura material es rica en cerámica elaborada sin torno, cuchillos de obsidiana, morteros y tahonas de piedra y objetos fabricados con huesos, así como adornos personales a base de piedras y material óseo.
Economía: la subsistencia en la isla
La base económica de la antigua sociedad lanzaroteña estaba representada por las actividades agrícolas y ganaderas, complementadas con la recolección de especies vegetales silvestres, la pesca y el marisqueo, y la captura de pequeños animales del medio insular. La agricultura era muy precaria, de tipo cerealista, basada en el cultivo de cebada con métodos rudimentarios. Ésta era empleada para la elaboración del gofio. La ganadería sería la fuente principal de recursos económicos para los majos, dada la adaptación del ganado caprino a las condiciones ambientales de la isla. La cabra, la oveja y el cerdo son las principales especies domésticas presentes en época aborigen, de las que se extraía carne, leche, queso (cuajada) y manteca. La alimentación de los majos se completaba con un alto consumo de mariscos (lapas y burgados, principalmente), con los peces capturados de forma rudimentaria, la caza de aves (pardelas, hubaras) y reptiles y la recolección de productos vegetales como los dátiles.
Organización socio-política
Socialmente, el núcleo fundamental de organización maja era la familia extensa, o el linaje, en torno al cual se articulaban las actividades productivas y reproductivas. En el momento inmediato a la Conquista, la sociedad maja habría iniciado su tránsito desde un modelo tribal, escasamente jerarquizado y basado en las relaciones de parentesco, hacia un modelo de jefatura, en que aparece la figura jerárquica del “jefe”, con funciones redistributivas y poder sobre todo el ámbito insular.
La conquista de Lanzarote
Grabado de la expedición de Jean de Bethencourt y Gadifer de la Salle a la Isla de Lanzarote
Ya en época medieval, en torno a 1312, el navegante genovés Lanceloto Malocello redescubrió la isla de Lanzarote para Europa y le dio su actual nombre, que aparece por primera vez en el mapa portulano de Angelino Dulcert en 1339. En 1377 el vizcaíno Ruiz de Avendaño, comandante corsario de la flota castellana, naufraga tras una tormenta en la isla de Lanzarote, donde es recibido por el rey Zonzamas, que le ofrece la hospitalidad de lecho con la reina Fayna. De esta relación nace la princesa Ico, blanca y rubia, madre del último rey de Lanzarote, Guadarfia. En 1393, el noble castellano Almonáster llega a Lanzarote. Cuando regresa a la península lleva consigo nativos y algunos productos agrícolas.
La conquista definitiva de la isla se produce con la expedición de los mercenarios y aventureros normandos Juan de Bethencourt y Gadifer de la Salle, al servicio de Enrique III de Castilla. Cuando llegan a la isla en 1402 se establecen en la Costa del Rubicón, en el sur de la isla, tal y como narra la crónica normanda de la conquista de Canarias, titulada Le Canarien. Se dice que lo que hoy es una zona desértica llamada Rubicón, estaba ocupada a la llegada de Bethencourt por una espesa vegetación, que hizo que él y sus hombres tuviesen que abrirse paso a golpe de machete. Después del intento fallido de conquistar Fuerteventura, Bethencourth vuelve a Castilla y le es otorgado el señorío de Lanzarote. Cuando regresa la resistencia de los nativos ha sido reprimida a sangre y fuego por Gadifer de la Salle. Tras sucesivos fracasos en la conquista de otras islas y dado el escaso interés comercial que despertaba Lanzarote entonces, Jean de Bethencourt cede el señorío de la isla a su pariente Maciot de Bethencourt. Los reyes Católicos prohibieron que se capturase a los habitantes de las Canarias como esclavos. 
Siglo XVIII

La erupción de Timanfaya
Timanfaya
«El día 1 de septiembre de 1730, entre las nueve y las diez de la noche, la tierra se abrió en Timanfaya, a dos leguas de Yaiza... y una enorme montaña se levantó del seno de la tierra», según el testimonio del párroco Lorenzo Curbelo. La isla se transformó por completo. Diez pueblos quedaron enterrados y durante seis años la lava se extendió por la zona sur cubriendo un cuarto de la isla y llenando las vegas cercanas de cenizas volcánicas. En 1824 de nuevo comenzaron la erupciones en Timanfaya. Se produjeron terribles hambrunas, ya que en esa zona estaban los cultivos de trigo, parte de cuya producción se exportaba a otras islas, y buena parte de la población se vio obligada a emigrar. Desde entonces el paisaje se ha transformado gracias a las técnicas agrícolas de cultivo sobre lapilli (rofe) volcánicos que los conejeros emplean para captar la humedad de los alisios.
Actividad económica
Durante la segunda mitad del siglo XVIII se introdujo el cultivo de la barrilla o cosco, una planta rastrera rica en álcalis que se empleaba para la fabricación de jabón y la obtención de sosa. Tal fue la explotación de dicha planta que la iglesia quiso establecer el diezmo sobre ella. Con ello, Lanzarote abandonó en parte el modelo exclusivamente cerealista que había caracterizado su economía desde la conquista. La exportación de la barrilla fue la causa del paulatino crecimiento del puerto de Arrecife. Por otra parte, las erupciones de Timanfaya, que supusieron un irreparable daño para las fértiles vegas del suroeste de la isla, posibilitaron a la larga la introducción en Lanzarote del cultivo de la uva. La sequedad del clima lanzaroteño no permitía este cultivo. Sin embargo, el campesino isleño ingenió un sistema de plantación en el que el manto de cenizas volcánicas sirve para conservar la abundante humedad depositada durante la noche en forma de «sereno». Del Mediterráneo oriental llegaron las viñas con las que se fabrica el vino de malvasía, el preferido por el personaje de Shakespeare Falstaff, vino que con el tiempo perdió su clientela inglesa.
Además, de América llegó a Lanzarote el cultivo de la cochinilla en tuneras, la papa y el tomate. La cochinilla fue durante algún tiempo una de la industrias más importantes de la isla. Todavía pueden verse las plantaciones en los pueblos de Guatiza y Mala. En cuanto a la pesca, fue siempre de bajura o artesanal y litoral. No se llevó a cabo una actividad pesquera importante hasta principios del siglo XX, siendo Cabo Blanco la zona predilecta de los marinos conejeros.
1967-2008: la era del turismo
En 1967 se acababan de poner en marcha los dos primeros establecimientos turísticos de la zona costera de Puerto del Carmen: el Hotel Los Fariones y el Hotel San Antonio, a los que seguiría un Parador Nacional, en alguna época con un sólo inquilino, funcionario médico en la isla. Estos dos primeros hoteles serían testigos de la que posiblemente haya sido la mayor transformación experimentada por Lanzarote a lo largo de su historia, pasando de ser una isla subdesarrollada y sedienta, de campesinos, pescadores y emigrantes, a convertirse, en unas décadas, en una potencia turística capaz de atraer a casi dos millones de visitantes cada año, con un vertiginoso desarrollo demográfico causado por una fuerte inmigración.

Manrique y los comienzos del turismo
Jardines en Los Jameos del Agua, obra de César Manrique.
En 1966, el artista lanzaroteño César Manrique regresa de su estancia en Nueva York y se instala definitivamente en Lanzarote. Manrique se puso pronto en marcha para generar las condiciones con las que la isla se transformaría en un destino turístico respetuoso con su paisaje e identidad cultural, encontrando el apoyo necesario en la figura del por entonces presidente del Cabildo, José Ramírez Cerdá. El tándem César Manrique - José Ramírez, junto a la conciencia social generada por el periódico insular "La Antena", hicieron posible convertir, en una década, a Lanzarote en algo más que un destino turístico de buen clima y playas, en donde el paisaje agrícola, la naturaleza volcánica de la isla, la idiosincrasia del isleño, el arte y la arquitectura tradicional se combinaron para crear una marca turística genuina. En 1968 se había abierto al público el tramo visitable de la Cueva de los Verdes, acondicionado por el artista Jesús Soto. Ese mismo año, Manrique inauguraría la escultura "Fecundidad", o "Monumento al Campesino", en el centro geográfico de la isla, junto a una Casa-Museo inspirada en la arquitectura tradicional. A esta obra le seguirían las del Mirador del Río, el Centro de visitantes de las Montañas del Fuego (Timanfaya), el Museo Internacional de Arte del Castillo de San José y el acondicionamiento de Los Jameos del Agua. De esta manera, cuando el turismo era aún una actividad embrionaria, la isla supo dotarse de una red de centros en los que arte y naturaleza se fusionaban para seducir al visitante extranjero. Todo esto generó entre los lanzaroteños una conciencia ambiental que hizo merecedora a la isla del título de Reserva de la Biosfera, otorgado por la Unesco en 1993.


Bibliografía:
http://es.wikipedia.org/wiki/Lanzarote#Historia